martes, 1 de enero de 2013

El derecho a discrepar y que cada uno lo entienda como quiera.








El derecho a discrepar



Cada día es más difícil decir no. Llevar la contraria y saber asumir las consecuencias, en este momento en el que se compran las voluntades tan baratas y se venden a precio de saldo algunas dignidades, es lanzarse a la nada. Hay que adaptarse, sumergirse y bucear entre los tiburones y saber esconderse de vez en cuando para tomar fuerzas y mantener las ideas intactas. Evolucionar y madurar sí, pero mantener firmes los credos.

Estamos sujetos al devenir de los acontecimientos,nos supera todo. El pedazo de tierra que nos colinda muta y gira de vértigo; marea, asusta y detiene. Nos deja paralizados y hechos un atillo. Invita a decir sí y bajar la cabeza cuando en realidad no queremos asentir. Invita a callar y dejarse llevar porque todo es más complicado cuando se decide llevar la contraria. Invita a diluirse.

Adaptarse no significa perder la esencia ni renunciar a ser uno mismo.

No es resignarse y desvanecerse.

Vivimos en una sociedad dónde sólo se permite discrepar a los genios. A las grandes voces y vanagloriadas plumas… que al paso, se vuelven esclavas de esa discrepancia. Se transforman en siervas de su singularidad, obligadas a discrepar para marcar diferencia, para vender algo impactante y nuevo cada día.       Sigue sigue...


Si te ha gustado lee esto para intentar ser feliz y al mismo tiempo seguir peleando,
sin odio, pero sin desmemoria.

No son pensamientos de mi cabeza, pero los suscribo casi al 100%.
Yo soy menos amable, pero si no, no sería yo mismo.

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