18 Julio 1918 - 5 Diciembre 2013
Desde la noche que sobre mí se cierne,
negra como su insondable abismo,
agradezco a los dioses, si existen,
por mi alma invicta.
negra como su insondable abismo,
agradezco a los dioses, si existen,
por mi alma invicta.
Caído en las garras de la circunstancia,
nadie me vio llorar ni pestañear.
Bajo los golpes del destino,
mi cabeza ensangrentada sigue erguida.
nadie me vio llorar ni pestañear.
Bajo los golpes del destino,
mi cabeza ensangrentada sigue erguida.
Más allá de este lugar de lágrimas
e ira yacen los horrores de la sombra,
pero la amenaza de los años,
me encuentra, y me encontrará, sin miedo.
e ira yacen los horrores de la sombra,
pero la amenaza de los años,
me encuentra, y me encontrará, sin miedo.
No importa cuán estrecho sea el camino,
cuán cargada de castigo la sentencia.
Soy el amo de mi destino;
soy el capitán de mi alma.
cuán cargada de castigo la sentencia.
Soy el amo de mi destino;
soy el capitán de mi alma.
Hacerse mayor es como morir de muerte natural: todos los días te vas muriendo poco a poco. Lo bueno es que si no te fijas, ni te enteras: te miras en el espejo y un tipo con canas (o sin pelo) te devuelve el saludo sin notar canas o echar en falta pelo; agarra el cepillo de dientes y cuando lo deja, es tres minutos mayor, ha pasado una agonía indolora entre espumas de dentífrico. Escupe la pasta de dientes y todo se va por el sumidero que es un reloj de arena pegado a su lavabo.